500 E: la historia de un Mercedes con la firma de Porsche

Actualidad jun. 07, 2021

Hace 30 años, la antigua Daimler-Benz AG encargó a Porsche un sedán de altas prestaciones. El modelo resultante, basado en la generación W124 y denominado 500 E, fue presentado en el Salón del Automóvil de París de 1990 y salió a la venta en el segundo trimestre de 1991.

El modelo impresionó al mundo a comienzos de aquella década por la manera en la que combinaba la comodidad de una limusina con las prestaciones de un deportivo. Para conmemorar el trigésimo aniversario de este modelo y celebrar su condición de clásico, el Museo Porsche invitó a dos miembros del equipo que estuvo involucrado en su desarrollo para descubrir la emocionante historia que esconde tras de sí.

Michael Hölscher, jefe de Desarrollo de Proyectos, y Michael Mönig, responsable del departamento de Desarrollo de Prototipos, realizaron un recorrido de 100 kilómetros a bordo de un 500 E Limited de la colección de Porsche, pasando por las localidades de Zuffenhausen, Weissach y Sindelfingen, donde se llevaban a cabo las diferentes etapas del proceso de producción.

“Al observar el auto hoy, resulta casi imposible creer que hace 30 años fuera posible hacer un diseño tan perfecto sin ayuda de un computador. Tengo un enorme respeto por mis colegas encargados de la parte de carrocería”, dice Hölscher. Él y Mönig aún se maravillan con las características que distinguen al 500 E del resto de modelos de producción de la serie 124.

En 1988, en Untertürkheim (distrito de Stuttgart), Daimler-Benz AG encargó el desarrollo a Porsche AG. En el contrato estaban especificados los detalles para el “diseño y desarrollo en serie experimental sobre la base del  W124”. Su motor sería el V8 de cinco litros y cuatro válvulas por cilindro del 500 SL., todas ellas con cuatro plazas homologadas, porque el diferencial era tan grande que no dejaba espacio para el asiento central de la fila trasera.

Equipado con el motor V8 de cinco litros, con 326 HP y 480 Nm del 500 SL, incorporaba de serie una caja de cambios automática de cuatro marchas y aceleraba de 0 a 100 km/h en solo 6,1 segundos, mientras que su velocidad máxima estaba limitada electrónicamente a 250 km/h. El vehículo solo tenía cuatro plazas homologadas, debido a que el diferencial eran tan grande que no dejaba espacio para el asiento central de la fila trasera.

El acuerdo de cooperación entre los dos fabricantes no pudo llegar en un mejor momento. Porsche se enfrentaba a una crisis debido a la caída de la producción y la disminución de las exportaciones. “Gracias a proyectos como este pudimos mantener a nuestro equipo”, recuerda Hölscher, que trabajó en Porsche desde 1982 hasta el 2016, cuando se jubiló.

Daimler-Benz AG contrató a Porsche como proveedor de servicios de desarrollo porque su propia línea de producción para la serie W124 era demasiado pequeña, lo cual hacía inviable la fabricación en sus instalaciones. Además, la carrocería era 56 milímetros más ancha y 23 más baja que la de las demás variantes de la gama W124, lo cual requería modificaciones en la línea de montaje.

En abril de 1995, tras algo más de cuatro años, la producción del Mercedes-Benz E 500 llegó a su fin. Para entonces habían sido fabricadas 10.479 unidades del modelo.

Fuente: newsroom.porsche.com

Fernando Robayo

Licenciado en Comunicación Social. Periodista especializado en el sector automotor desde el 2004. Apasionado por los motores montados en vehículos de dos y cuatro ruedas.

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